La menopausia, definida como el cese permanente de la función ovárica, representa un período de fluctuación significativa en las concentraciones de hormonas sexuales. Se cree que las hormonas sexuales, incluidos el estrógeno, la progesterona, la testosterona y la hormona antimulleriana, tienen efectos neuroinflamatorios y están implicadas tanto en la neuroprotección como en la neurodegeneración. Las hormonas sexuales desempeñan un papel en la modificación de la trayectoria clínica en la esclerosis múltiple (EM) a lo largo de la vida. Los niveles bajos de estrógenos después de la menopausia estimulan las vías proinflamatorias y mejoran la producción de citoquinas proinflamatorias, mientras que los niveles altos pueden estimular las vías antiinflamatorias Th-2 y la inmunidad humoral. Relacionando la menopausia humana con la esclerosis múltiple. La esclerosis múltiple (EM) es un trastorno neurológico crónico relativamente común en el que se produce desmielinización de los axones de las neuronas en diferentes áreas del sistema nervioso central. El riesgo de padecer la enfermedad es de 3 a 4 veces mayor en las mujeres que en los hombres. ¿Qué podemos hacer para mejorar la salud y la atención sanitaria de las mujeres menopáusicas? Existe un posible vínculo entre la aparición de los primeros signos neurológicos de la EM y los niveles séricos de vitamina B12 y folato del paciente en ese momento. El aumento del consumo de folato y vitamina B12 mejoró las dimensiones físicas y mentales de la calidad de vida.  Los científicos han observado una asociación inversa entre el ácido fólico no metabolizado en plasma y la citotoxicidad de las células NK, lo que sugiere que el ácido fólico libre puede afectar negativamente la función inmune. Por lo tanto, usar mangafolato como suplemento de folato parece ser una mejor opción para las mujeres menopáusicas. El mangafolato es la principal forma biológicamente activa de folato. El ácido fólico sérico no metabolizado no surge después del consumo de folato natural.